Lic. Scarlett Hall
Las habilidades sociales se definen como el conjunto de conductas y
destrezas especificas que nos permiten interactuar con los demás del modo más
adecuado posible a la situación en que nos encontremos, y de manera mutuamente
beneficiosa.
Es importante ser conscientes de que estas habilidades no son rasgos de
personalidad, sino un conjunto de comportamientos complejos adquiridos y
aprendidos que se ponen en juego en la interacción con otras personas. Por
ello, es de vital importancia que, desde las primeras edades comencemos el
entrenamiento para lograr que los niños puedan llegar a tener una conducta
social competente.
Los niños que demuestran unas habilidades sociales adecuadas se
desenvuelven mejor en los ámbitos escolar, social y emocional, con esto queda
claro que el desenvolvimiento social alcanza un lugar destacado, tanto para el
funcionamiento actual de los niños, como para su futuro desarrollo.
Las finalidades del desarrollo de habilidades sociales adecuadas
incluyen:
·
Facilitar la relación con los otros
·
Defender los
propios derechos sin negar los derechos de los demás
· Evitar la
ansiedad en situaciones difíciles o novedosas
·
Facilitar la comunicación emocional y la resolución
de problemas
En la actualidad disponemos de gran cantidad de datos
que nos demuestran que existen sólidas relaciones entre la competencia social
en la infancia y la adaptación social, académica y psicológica tanto en la infancia
como en la vida adulta, podemos afirmar que estamos ante un tema de gran
importancia a estas edades. La incompetencia social se relaciona con baja
aceptación, rechazo, ignorancia o aislamiento social por parte de los iguales,
problemas emocionales y escolares, desajustes psicológicos y psicopatología
infantil, delincuencia juvenil y diversos problemas de salud mental en la vida
adulta.
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